Medellín en 100 palabras

Medellín en 100 palabras es una iniciativa público privada que invita a la ciudadanía del Valle de Aburrá a capturar en cien palabras su forma de habitar el territorio metropolitano.

Desde el año 2021 los adolescentes del Gimnasio han participado de este proyecto de ciudad con sus propias creaciones. A partir de entonces han sido varios los gimnasianos cuyos textos quedaron regustrados en el libro final que recopila los mejores cuentos para el jurado de alto nivel que tiene el concurso cada año.

A continuación podrán disfrutar del compendio de los cuentos de autores gimnasianos publicados en el libro.

Para conocer más detalles del concurso y conocer los trabajos de otros ganadores pueden consultar el sitio web oficial https://www.medellinen100palabras.com/web/

Trece

2021 – Gabriela García, décimo grado

Un ojo infantil que mira por el orificio del cristal. Dos zapatos atados que cuelgan en un cable de energía. Tres niñas que juegan sonrientes a la golosa. Cuatro piedras desgastadas sobre un techo de zinc. Cinco hombres subiendo por escaleras la montaña. Seis camisetas de colegio secándose al sol. Siete velas que alumbran la imagen de la virgen. Ocho máquinas retroexcavadoras a toda marcha. Nueve manchas de aerosol en el mural. Diez cartuchos de fusil en el asfalto. Once silbidos que alertan de esquina a esquina. Doce toneladas más de escombros. Trece, comuna.

Un collage de sucesos

2021 – Juan Camilo Cardona, undécimo grado

Uno, dos, tres, cuatro. Gritos de peatones y el  sonido retumbante de una moto acelerando. Por  algunos minutos, silencio total… Luego sirenas  de policías y una ambulancia. Gente estorbando, chismosos sacando fotos. Señoras insensibles acusándolos de pandilleros. Amigos con rencor y familias con el corazón roto. Vecinos con miedo cerrando las cortinas en todas las ventanas. «Ya van cinco esta semana?», le decía el cajero a una señora que fue a comprar el licor para la fiesta familiar. «Eso les pasa por andar de vándalos», respondió la señora mientras sacaba la tarjeta y compraba un Macallan 12 años.

Tierra y café

2022 – Juan José Arbeláez, décimo grado

Al principio te esperaba paciente a que me encontraras.  Me encontraste y ya pude servirte de energía. Esperando  otra mañana en el lavaplatos, con la loza del desayuno, me resbalé de tus manos y perdí mi oreja, pero tú no me desechaste, no eres como las otras personas. Me sacaste de la  cocina y me llevaste al jardín donde me asoleaba contigo  en las mañanas, pero esta vez no para servirte a ti, sino a una pequeña suculenta que germinó en tu jardín. En mis tardes, acompañado de otras tazas desafortunadas rellenas de tierra, te vemos tomar el café.

Siempre es lo mismo

2022 – Valeria Hurtado, octavo grado

No puedo salir por la tarde porque le tengo que ayudar a mi mamá con las empanadas, así que salgo de noche;  siempre es la misma escena: se van las luces, mi mamá sale  gritando que nos entremos pa la casa. «Si le da miedo, entonces quédese adentro», pienso. Me entra de las orejas y  justo se escucha un ruido fuerte y unas motos. Mi mamá  tiene el vicio de sacarme a ver el sangrerío. «Sí ven, si no se  entran rápido, pelaítas, van a quedar así». Nos gritan los  vecinos que nos callemos, que lo vienen a rematar.

Debía ser yo el hombre sentado allí, no ella

2022 – Julián Velásquez, undécimo grado

Mi viaje en metro se vio perturbado por un hombre parado frente a mí, con un sospechoso objeto entre sus manos temblorosas. No aguanté tenerlo cerca mío, así que le  cedí el puesto. Sin embargo, no se sentó y le dio el puesto  a una anciana mujer. Descendí de esa estación y seguí el  largo rumbo que aguardaba; en el camino veo en la televisión de un local cualquiera al hombre y la anciana del  metro, uno identificado como responsable de un homicidio y la otra como víctima de asesinato. Debía ser yo el  hombre sentado allí, no ella.

Mi hogar octavado

2022 – Andrea Londoño, undécimo grado

Do-ce fueron las veces que intenté alejarme de aquel lugar, Re-zando por eso solo conseguí enamorarme más. Mi-rando lo profundo de su melodiosa voz, Fa-scinada  por sus movimientos, Sol-o soñaba con sentir esa sensación una vez más. Y La-mentando no poder estar en la eterna primavera toda la vida, aún Si-go esperando el día para cerrar mis ojos y bailar al son de su octava sinfonía, al ritmo de sus sonidos repletos de Do-cilidad.

Mi mamá

2023 -Sofía Gallego Martínez, octavo grado – Categoría Infantil, Tercer puesto

Me dijo que no caminara descalza, que cerrara la ventana antes de dormir, que anduviera por la acera, que me comiera toda la sopa (o si no, no iba a crecer), que no le recibiera nada a nadie, que corriera si veía algo extraño, que, si algún carro o alguna moto me perseguía, caminara en sentido contrario. Pero aun así pasó: no caminé descalza y me enfermé, cerré la ventana y me engripé, anduve por la acera y choqué, me comí toda la sopa pero no crecí. Pero en lo que sí tenía razón era en que corriera…

Hace tiempo circulamos

2023 -Sofía Uribe Saldarriaga, octavo grado 

Hace mucho que voy de un lado a otro llevando pasajeros por Medellín en el circular Sur. En todo este tiempo manejando, no había encontrado una muchacha más extraña.
—Buenas noches. ¿Podría avisarme cuando lleguemos a la siguiente parada? —preguntó al entrar.
Tan pronto llegamos le avisé, pero al detenerme ella pidió bajarse en la siguiente y así sucesivamente.
Habíamos andado un largo tramo y la muchacha no parecía tener intención de terminar el viaje.
—Señor, acá me bajo, gracias.
Me detuve y la seguí por el retrovisor. Alguien subió y preguntó exactamente lo mismo. La miré y era ella.

Recoger piecitos

2023 – Violeta Herrera Franco, octavo grado 

Ayer fui a la casa de mi abuela. Me invitó a salir a la calle, le dije que sí, me encanta salir con ella, siempre vamos a lugares interesantes. Hoy fuimos al parque, nos sentamos en una banca a conversar. Como todos los días me preguntó si había algo nuevo, si tenía algún chisme, sí ya tenía novio. A lo último le respondí que no, que no me interesaban ese tipo de cosas, la volteé a ver y estaba recogiendo piecitos de la matera al lado nuestro, claramente la pregunta era un engaño para sacar el piecito sin darme cuenta.